Santiago de Chile. Noche de llegada

Cada que voy a una ciudad nueva planeo mi llegada de mil maneras. 
Plan A, plan B, plan C. 

Averiguo dónde tomar el bus, o cuánto cuestan los taxis, de qué lado del metro tengo que salir y a qué dirección tengo que caminar. 

Esta vez no sirvió nada de todo esto. 
Llegué al aeropuerto de Santiago con la decisión de tomar un taxi y ahorrarme problemas, pero una vez que estuve afuera, la fila del autobús estaba justo enfrente de mí, así que "¿qué tan difícil puede ser?", pensé. Me puse en la fila, pregunté si me dejaba en la estación los Héroes, y dijeron que sí. Todo iba bien, hasta que el bus llegó y resultó que no iba a los Héroes, sino a Pajaritos (ajá, ni idea). El muchacho detrás de mí dijo muy seguro "vente en este, de ahí ya puedes ir a cualquier lado". Pensé que una vez en Pajaritos, podría tomar el taxi y listo. 

Llegamos a Pajaritos, me disponía a buscar el dichoso taxi, cuando el mismo joven entusiasta de antes me dijo: "No, no, esta zona es un poco peligrosa, no lo tomes aquí. Mejor entra al metro, de ahí puedes llegar a los Héroes". Pff... ¿el metro, con mi maleta de 80 kilos? Llegué a la taquilla y: "Me da un boleto, por favor", "Ya no se venden boletos, todo es por tarjeta. Le vendo la tarjeta en tantos miles, pero viene sin recarga". Pues bueno, comprar tarjeta, comprar recarga (en palabras de JP: no tienes tarjeta de transporte en Santiago de Querétaro, pero ya tienes tarjeta en Santiago de Chile). 

Maleta arriba, maleta abajo, entrar al metro. Listo. Es más, me dejaba en la estación perfecta: la República. Buscar la salida, estación en reparación. Lxs chilenxs han sido de lo más amables conmigo, y, ayudas al por mayor, cargar los 80 kilos no ha sido tan terrible. Ya estoy en la calle, viernes por la noche, montón de gente: fuck, no tengo idea de para dónde caminar. Pregunto por la calle Gral. Brules. "Ah, sí, pasa frente a la Moneda". Obviamente todos saben dónde está la Moneda, yo sé lo que es la Moneda, pero no dónde queda y mucho menos para dónde caminar (menos mal no le hice caso al muchacho, porque hubiera caminado en sentido contrario al de la casa).

Finalmente encuentro un taxi, me subo: "Gral. Brules #tal" "¿Brules?" "Sí, por favor". El taxista toma el siguiente retorno, anda tres cuadras, gira a la derecha, se detiene casi a media cuadra: "Aquí es". Y sí era. Me reí de mí misma un rato, mientras el amable señor bajaba mis 80 kilos de maleta. 


Apunte: si no traes una maleta gigante, el autobús centropuerto (azul en estos tiempos), es una excelente opción para llegar al centro de Santiago. 

Comentarios

  1. Lo que me dió más risa es la parte de La Moneda... porque de los poquitos amigos chilenos que tengo me han explicado hasta el hartazgo donde está jajaja

    ResponderEliminar

Publicar un comentario