Sobre algunos 1ros. de diciembre

1ro. diciembre 2012

Era la toma de posesión del idiota ese contra el que marchamos, protestamos, nos organizamos durante todo el año. Yo habitaba una desesperanza profunda, una de la que nunca había escuchado en la sobremesa con mis padres a pesar de todos los años de derrotas (sensibles y políticas).
Así que cuando los compas dijeron "Nos vamos a la marcha en el D.F." tuve mis dudas: pero yo traigo falda (léase como una razón de peso), y no tengo varo, y estoy cansada, y... pero al final igual me subí en la van.

De lo que pasó en esa jornada hay pila de fotos y videos y testimonios: Nosotros llegamos al metro Cuauhtemoc, yo nunca había visto tantos granaderos en mi vida, nunca había sentido la posibilidad real de ser detenida, golpeada, violentada. Caminamos mientras pudimos, vimos pasar la ambulancia de Kuykendall, sin imaginar todo el horror que vendría después. La Bicha y yo hicimos catársis frente a los granaderos: Pasé uno por uno, preguntándoles si habían votado por el PRI. Nadie contestó, pero en algunos (solo en algunos) hubo un suspiro que yo quise leer como un "no" resignado. 
Finalmente el contingente con el que íbamos decidió volver hacia el zócalo... al que nunca pudimos llegar. Nuestra manifestación se disolvió con un pronunciamiento en alguna parte cercana al centro que yo en realidad no conocía.

Volvimos a casa agotados de caminar, y yo, con más desesperanza de la que llevaba cuando salí... los 132 nos recibieron con pan, abrazos y flores. 


1ro. diciembre 2015

Esta mañana los castrosos recuerdos de fb me pusieron enfrente una foto de aquélla mañana del 2012: la Bicha y yo, una foto por si "desaparecíamos", para que tuvieran una imagen actualizada con la cual buscarnos:


Y pienso en lo ridícula que me parecía la foto en ese momento y lo cercana que me he sentido últimamente de ese miedo: Los 43 (cuyos nombres grité hasta que se me acabó la voz), los reporteros, Rubén, Nadia, la tan querida Nadia.


Ayer alguien me preguntó de qué había servido el 132... no supe cómo contestarle. No supe cómo hablarle de los amores encontrados, de las voces alzadas compartidas, del llanto acompañado, del abrazo de los encuentros. No pude hablarle del jardín Guerrero y nuestra manta morada, pintada por todos. No pude hablarle de nuestras excursiones a colonias que ni conocíamos para volantear... no pude hablarle de la emoción. 

Esta mañana, por pura casualidad me encontré un audio de Mariana Favela, hablando de las mujeres, del EZLN... del 132. Y supe que ponía en su voz y en su texto mis respuestas: no éramos una organización, éramos un momento. 
Que se convirtió en pila de cosas: organizaciones, colectivos, observatorios, consciencias... pero más importante: vernos entre nosotras para saber que no estamos solas. 

Y ahora mismo me atrevo a apuntar, desde la distancia y escuchando a Mariana, que en lo local no pudimos con nuestras figuras, no supimos deslindarnos de la necesidad de aparecer, de poner nuestros nombres, nuestras caras, no supimos sumar, no supimos escuchar, no supimos deshacernos de los lastres de las dirigencias. 

Pero ahora sabemos que no lo sabíamos. Ahora sabemos que, como mucha gente en este país, no sabíamos construir en comunidad, no sabíamos organizarnos sin líderes, no sabíamos comunicarnos generosamente, criticarnos amorosamente, disentir sin destrozarnos. Porque eso es el patriarcado... ese que enseña a hacernos pedazos unos a otros. 

Tal vez ahora tampoco podría contestarle a aquél que me preguntó... pero podría contarle todo esto. 






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